Parpadeé, me quedé mirando el salón con las imágenes pasando
por mi cabeza igual que una puta gilipollas que acaba de ver algo que le afecta
bastante y que no hace nada. Igual que Bambi se quedó mirando como su madre
moría sin poder moverse. Acorralada y con miedo. Rocío empezó a mirarme,
primero en modo pregunta y después le entró pánico, comenzó a removerse
inquieta y Sara esbozó una sonrisa. Algo dentro de mí explotó. Comencé a
gritar, había sido demasiado, mi relación Adrián, mi discusión con Jaime, su
beso con Mario, mi vida entera se había desmoronado por su culpa.
-FUERA DE MI CASA- grité.
-Alicia, no lo entiendes ¿verdad?- comentó ella.
-NO TENGO NADA QUE ENTENDER- continué- HE DICHO QUE FUERA DE
MI CASA.
Lorena intentó sujetarme, lo chicos entraron en casa
apresurados, Celia los había llamado, Daniel trató de contenerme pero aquello
parecía inútil. Adrián cruzó el umbral de la cocina bufando, me abofeteó y
agarró a Sara por los pelos. “Jódete zorra” pensé. Yo no acostumbraba a ser
así, mala, desagradecida. El bofetón hizo su efecto, me safé del agarre de
Daniel y Omar y avancé desde mi posición hasta donde Adrián sujetaba a la
supuesta Princesa Blogger que no paraba de gimotear y pedir ayuda, ninguno se
la ofreció ni mostró la menos compasión. Mi gemela trataba de no mirar, y tenía
la mano delante la boca intentando reprimir todos los gritos, Pablo abrazaba a
Celia que miraba con desprecio la escena y que iba a pasar. Lentamente Adrián
me susurró algo al oído, por el rabillo del ojo pude comprobar cómo Lorena
miraba con enfado. No me importó, sonreí y simplemente me decidí por fin a
asentirle a mi amigo que soltó a Sara. Jugueteó con la extensión de pelo rubio
que acababa de arrancar y la tiró por la ventana más cercana que estaba
abierta.
Por las mejillas de aquella chica que en un tiempo pasado
fue mi amiga corrían lágrimas, mi cara de pena tan falsa no pudo hacer otra
cosa que más lloriqueos. Ella sabía bien que no podía hacer nada, la sentamos
en el sofá y nos reunimos a su alrededor. Cecu cerró la puerta y ocupó un lugar
entre Pablo y Lidia. Izan tomó la palabra como acostumbra a hacer en este tipo
de situaciones y yo ya calmada le miré.
-Bien, explícate ya, tienes dos minutos, si no me convence,
Mario querrá tener unas palabras contigo.
Nos miró de una forma que daba a entender su situación de
carencia de información. Lucía abrió la boca, Jaime dirigió la mirada a
Patricia y esta a su vez a Sofía. Recorrí con mis ojos todos y cada uno de los
rostros de mis amigos a cada cual más alucinado hasta por fin detenerme en
Alejandro.
¿Reacción de Claudia? Estallarse. Aquello fue increíble.
Sara seguía sin tener ni la más remota idea de qué le estábamos hablando y se
encogió de hombros.
-Estás diciendo que no tienes ni idea de lo de la Princesa
Blogger- masculló Lidia.
-Haber, sé que la Princesa os está acosando, no le caéis
bien, como se suele decir, os tiene entre ceja y ceja- empezó Sara- no sé mucho
más, tenía constancia de que la andabais buscando y que suponías tener a la
culpable, jamás pensé que me señalaríais a mí.
Arqueé una ceja y la miré a los ojos, azules igual que el
cielo una mañana de primavera. Sin pausa continuó.
-Sé que hice daño, mucho daño, que mentí y fingí. Que hablé
de falsos rumores. Pero queridos era un patio de recreo y en esos sitios todo
se rige por la…
-…ley del más fuerte- terminé la frase- No se puede ganar la
fama sin haber vivido lo duro antes, o pisas o te pisan es ley de vida.
-Y a la señorita no le gustaban las marcas de pisadas-
ironizó Mario- pues te presento a la horma de tu zapato FALSA.
Izan carraspeó y las miradas se volvieron frenéticas, igual
que los labios de Sofía cuando tenía algo importante que decir, o Lucía y yo
moviéndonos por la discoteca al ritmo de La la love, o quizás era parecido a
cómo Jaime repartía las cartas en una partida de póker de aquellas ilegales que
solía ir a jugar a los barrios bajos. Fuera como fuera aquella habitación
estaba sobrecargada de gente, emociones y sobre todo algo más importante. El
sonido del móvil de Omar nos despertó de nuestros pensamientos. Miró la
pantalla y se quedó frío, luego nos la enseñó.
“A todos nos gusta jugar, que pena que esta vez la que gané
sea yo”
Princesa Blogger.